
ENTREVISTA: VIOLETA HEMSY DE GAINZA POR ANALIA JARAMILLO
Diario La Gaceta (TUCUMÁN)
Lunes 30 de Mayo de 2011 | La experta tucumana afirma que hoy la enseñanza es «una especie de menjunje». «La teoría antes de la práctica no funciona ni para el arte ni para la ciencia», indicó. Propone otra praxis educativa.
«Hoy en día la gente no canta, habla. La tendencia en la época actual es que la globalización nos ha llevado a perder el entrenamiento del canto. Hoy en día se les puede decir a las madres: ’cantale a tu bebé’, pero les ponen un CD o el MP4, que no es lo mismo». Violeta Hemsy de Gaínza, música y pedagoga musical tucumana residente en Buenos Aires, fue profeta en su tierra en estos días: el Instituto Superior de Música la homenajeó por haber sido la primera egresada y el Ente Cultural presentó su obra, «Tucumán canta».
– ¿Primero es el lenguaje o el canto?
– El canto sostiene a la persona, lo mismo que el entorno, porque el canto tiene estructuras, tiene lugares donde es fácil reclinarse y lugares que son como hacer un viaje. El canto es una función para la que estamos preparados. Tenemos cerebro para el canto y para el habla; incluso los lacanianos van a decir que primero está el lenguaje, pero los músicos somos más materialistas, creemos que se comen palabras, recuerdos… La música que el niño ha escuchado en la etapa prenatal la tiene adentro, es un archivo, pero si no lo entrenás se pierde. Dice Chomsky que eso no es porque se enseña, sino porque se tiene. Cantar es modular, es expresarse con sonidos que suben y que bajan.
– ¿Qué pasa en materia de educación musical?
– La educación ha caído. Hablo de las realidades, desde el bebé hasta el que sale diplomado de la universidad. Es consecuencia de una crisis general socio-económico-política de modelo. Tenemos la enseñanza globalizada, que tiende a resultados masivos, rápidos y eficaces, pero quién lo hace, nadie dice. La figura del maestro ha desaparecido prácticamente.
– ¿Y en la cultura?
– Si se habla de cultura, parece ser tener mucha gente junta. No; cultura es que canten los que saben cantar, que canten unos cuantos; es elitista aunque esté dirigido al pueblo. Lo popular es que cante el pueblo. Que cante cada quien en su casa. Eso se ha perdido.
– ¿Cómo debería enseñarse?
– La teoría antes de la práctica no funciona ni para el arte ni para la ciencia. Siempre las cosas son problemas concretos primero; primero es el juego con el elemento y después podés ponerte en doctor, pero no a la inversa.
El pasado y el futuro
– Usted se formó en una época única en materia de educación en Tucumán, es discípula de Alex Conrad…
– …de Lorenzo Luzuriaga en la escuela Sarmiento… y de muchos otros grandes maestros. Era como tener la Sorbona en Tucumán, y no lo sabíamos. Lo supe cuando me fui becada a Columbia en el 51. Entonces me di cuenta de que la enseñanza era de primera. En este momento no tenemos la enseñanza antigua, toda prolijita, sino una especie de menjunje que pone la teoría por delante, y a veces los doctores no llegan a ser buenos en la práctica.
¿Qué es el Foro Latinoamericano de Educación Musical (Fladem)?
– Un espacio de discusión que creamos con colegas, con quienes nos reunimos varias veces al año. Trabajamos para abrir la pedagogía y hacerla participativa, para investigar dentro de nuestras raíces, necesidades y urgencias y no dentro del ’como si’.
– Volver a la identidad, a la intuición…
– Hay que volver a encontrar la identidad porque el canto es el lugar donde el bebé se recuesta. A los pueblos originarios les funciona la intuición porque la practican, viven de la intuición. Hay estudios fabulosos de comunidades en Tanzania donde toda la comunidad, desde el niño hasta el abuelo, hombres y mujeres, todos tocan instrumentos, cantan a voces. Ahora tienen que ir los investigadores occidentales a ver cómo lo hacen. O sea que estamos al revés, porque empezamos por la teoría.
– ¿Y ahora, qué sigue?
– La formación de los maestros hoy está descuidada. Tenemos que corregir, y rápido. En los 90 en los congresos decíamos: vamos para adelante. Ahora, el hecho de tener la tecnología no garantiza que vayamos para adelante. Si los maestros enseñan mal es porque no están preparados… La responsabilidad es del Estado. Este hace lo que puede, asesorado por los que pueden, pero los profesionales están encaramados desde hace mucho tiempo. Si aparece un proyecto más progresista no funciona tan fácil. En todas partes se enseña igual porque se ha extendido el modelo de vida.
– En consecuencia, ¿qué propone?
– En el Fladem sostenemos que tenemos que apuntar hacia una nueva praxis educativa, integrada, que supera la del siglo XX. La música es un discurso que tiene sentido, coherencia. El folclorista que toca sabe lo que toca, puede enseñar. En cambio si primero te enseñan a solfear, después te enseñan a mover los dedos, a ligar, a picar… Después tocás una pieza y ni te diste cuenta de lo que tocaste porque estás preocupado por bajar el dedo, por leer la nota y no por entender lo que estás diciendo. Si te olvidaste, tenés que empezar de nuevo. O sea, nuestras dificultades son elementales… Sería fácil resolverlas.
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