Entrevista a Violeta en Detrás de lo que vemos, 360 TV y Radio Del Plata

El 18 de noviembre pasado Violeta fue invitada al programa Detrás de lo que vemos, conducido por Claudio Villarruel y Bernarda Llorente.

360 TV – Detrás de lo que vemos – from 360 TV on Vimeo.

"Detrás de lo que vemos" con la conducción de Claudio Villarruel y Bernarda Llorente, de lunes a viernes de 12 a 14 horas por Radio Del Plata y 360 TV.

[ENTREVISTA] CONGRESO ARGENTINO DE EDUCADORES MUSICALES

Audio que trata el congreso ocurrido este 2014 que finalizó el 3 de Mayo.

Entrevista realizado por Victor Hugo Morales.

 

Visitar también: http://flademcaba.blogspot.com.ar/2014/05/algunas-repercusiones-del-caem-2014.html

Conversaciones con… Violeta Hemsy de Gainza

fff (Revista de Pensamiento Musical)
Navarra, España – Nº4 – Diciembre 2011
Por Roberto Sanz Oliveira

Al reflexionar sobre la pedagogía musical, surge de manera instantánea el trabajo y la trayectoria de Violeta Hemsy de Gainza (Tucumán, Argentina, 1930). Glosar sus méritos sería arduo e interminable, puesto que esta profesora de química y licenciada en piano es una infatigable trabajadora. Considerada la pionera hispanoamericana en el mundo de la pedagogía musical, lleva manteniéndose activa dictando cursos, seminarios y conferencias desde que comenzó su andadura en 1970 hasta la actualidad. En sus propias palabras, si algo le caracteriza es la amplitud de miras, tocando temas tan diversos como la pedagogía de la música, la didáctica del piano y la guitarra, el canto, la improvisación, la eutonía o la musicoterapia.
Entre viajes y conferencias, conseguimos charlar con ella y comprobamos que su grandeza excede lo meramente profesional, mostrándose abierta, generosa y amable en lo personal, recibiéndonos con cariño e interés y facilitándonos al máximo nuestra labor.

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Otra mirada sobre el aprendizaje de la música

DIARIO: LA GACETA (TUCUMÁN)

FECHA: 02-06-2011

Un comentario editorial del periodista tucumano Roberto Espinosa (La Gaceta) sobre la entrevista anterior.

El canto fue una de las primeras manifestaciones humanas. Surgió tal vez como una necesidad del hombre por expresarse, por comunicar sentimientos, sensaciones. El canto es un vehículo para generar armonía, alegría, bienestar, para calmar la ansiedad, para sosegar la angustia, para mitigar el dolor o las penas. Y si se lo practica en forma colectiva tiene el poder de unir los espíritus tras una melodía.

El 27 de mayo, en la ciudad mexicana de Monterrey, una maestra jardinera evitó que sus alumnos entraran en pánico y resultaran heridos, mientras dos bandas de narcotraficantes se enfrentaban a los tiros fuera de la escuela. Les pidió que hiciesen cuerpo a tierra acostar en el piso, y los hizo cantar al unísono: «Si las gotas fueran de chocolate, me gustaría estar ahí». El video, que fue difundido en el portal de videos YouTube, fue filmado por la misma educadora con su teléfono móvil. Uno de los padres de los alumnos subió la filmación a internet para mostrar el acto heroico de la docente que fue condecorada. Con el canto logró que los niños vivieran la situación como un juego.

La semana pasada, Violeta Hemsy de Gainza, destacada pedagoga musical tucumana, presentó su Cancionero que se distribuyó entre 600 maestros, y reflexionó ente nuestro diario sobre aspectos de la enseñanza del canto. La especialista, que también fue homenajeada por la Universidad Nacional de Tucumán por ser la primera egresada del Instituto Superior de Música, dijo que en la actualidad, la gente no canta, habla. En su opinión, la globalización nos ha llevado a perder el entrenamiento del canto. Muchas madres, en lugar de cantarles a sus bebés, les ponen un CD o el MP4, que no es lo mismo.

En su libro La iniciación musical del niño, Hemsy de Gainza afirma que la canción infantil es el alimento musical más importante que recibe el niño porque a través de ella establece un contacto directo con los elementos básicos: melodía y ritmo. «El canto sostiene a la persona, lo mismo que el entorno, porque tiene estructuras, tiene lugares donde es fácil reclinarse y lugares que son como hacer un viaje. El canto es una función para la que estamos preparados. Tenemos cerebro para el canto y para el habla… La música que el niño ha escuchado en la etapa prenatal la tiene adentro, es un archivo, pero si no lo entrenás se pierde», dijo la pedagoga.

Hemsy de Gainza cuestionó que se siguiera enseñando la música a partir de la teoría. «Primero es el juego con el elemento y después podés ponerte en doctor, pero no a la inversa. La teoría antes de la práctica no funciona ni para el arte ni para la ciencia. La música es un discurso que tiene sentido, coherencia. El folclorista que toca sabe lo que toca, puede enseñar. En cambio si primero te enseñan a solfear, después te enseñan a mover los dedos, a ligar, a picar… Después tocás una pieza y ni te diste cuenta de lo que tocaste porque estás preocupado por bajar el dedo, por leer la nota y no por entender lo que estás diciendo», le dijo a nuestro diario.

Lo interesante es que en las orquestas barriales de reciente formación en nuestra ciudad, se trabaja con teoría y práctica en forma simultánea, es decir que los chicos van aprendiendo a leer música a medida que tocan melodías conocidas. Ese mismo criterio se aplicó ya a fines de la década de 1980 cuando la asociación Música Esperanza abrió sus talleres musicales en Tafí del Valle y en el Barrio Juan XXIII.

Sería más que positivo si en los programas materno infantiles se estimulara a las madres para que les cantaran a sus bebés y que en cada escuela hubiese un coro. Para ello habría que reformular la enseñanza de la música, de modo de que su aprendizaje se convierta en un hecho vital.

Hoy se escucha lo que quieren los medios monopólicos y la publicidad

ENTREVISTA A VIOLETA HEMSY DE GAINZA POR: MARIO CANDIOTI

DIARIO: LA CAPITAL (ROSARIO)

FECHA: 23-07-2011

«Si no nos actualizamos en la educación general, que aparentemente no lo hemos hecho, en la educación musical mucho menos…» Todos la escuchan con atención. Su trayectoria, su experiencia, sus charlas, conferencias y libros la convierten a Violeta Hemsy de Gainza en una referente de los docentes de música no sólo de la Argentina sino del resto de América y gran parte del mundo.

Esta licenciada en música y psicóloga social de la Escuela de Enrique Pichón Riviere piensa que al Estado le falta ocuparse más de la educación y pretende que el lugar más poderoso de inclusión sea, precisamente, la escuela. Allí donde, según su criterio, la música juega un papel fundamental.

Durante el Congreso Argentino de Educadores Musicales que se realizó la semana pasada en el Centro Cultural Bernardino Rivadavia y contó con la organización de la sección Argentina del Foro Latinoamericano de Educación Musical (Fladem) —la cual dirigió entre 1995 y 2005— la profesora tucumana dialogó con La Capital, sobre sus inquietudes respecto a la enseñanza de la música en la educación argentina.

—¿Cuál es la importancia que se le da a la educación musical en las escuelas argentinas?

—En nuestra sociedad hay una desigualdad muy grande. No solamente a nivel social, sino a nivel educativo, a nivel salud, etcétera. Nosotros podemos exhibir ante el mundo maravillosos ejemplos educativos pero si no cubrimos las necesidades básicas de nuestra comunidad no hemos cumplido con los objetivos primordiales. Entonces tenemos que homogeneizar, que distribuir y pensar la educación porque en estos momentos hay una gran confusión. Es un momento muy crítico. Pero si no nos actualizamos en la educación en general, que aparentemente no lo hemos hecho, en la educación musical mucho menos. No atacamos a nadie sino que estamos buscando que el lugar de inclusión más fuerte, más poderoso que tengamos sea la escuela.

—¿Cómo se hace para trabajar con la música en contextos tan cambiantes?

—Lo que hace falta es tomar conciencia de la situación. Cuando sea un campo que le interese a la dirigencia política o al Estado entonces se van a hacer las intervenciones que hagan falta. Este ha sido un espacio muy depreciado, muy descuidado. Cuando sucede esto tenés que entrar y ver qué es lo que pasa. Eso es clave. Aquí estamos escuchando gente que hace un taller y que aplaude con toda su alma, porque están contentos de escuchar y participar. Porque la música es muy vigorizante. Por eso el Fladem nació con el objetivo de revisar, pensar y repensar la educación musical en América latina, ver cómo estamos, qué nos pasa y qué podemos hacer.

—Fladem plantea entre sus objetivos rescatar las raíces culturales y musicales de cada país, de cada región. La duda es si esas raíces se sostienen a través de la educación musical, porque es innegable que hay una invasión de música ajena a ese criterio.

—Eso es una parte, pero resulta que la educación musical es un campo muy grande y muy abierto, con múltiples propósitos entre los cuales está el rescate de la identidad. En el momento de llevarlo a las aulas, la escuela siempre ha sido la alternativa de lo que pasa en los medios, que no nos gusta y tiene otros intereses. Lo que pasa en la sociedad, y que hoy en día está superpotenciada, es que se escucha lo que quieren los medios monopólicos, lo que quiere la publicidad, el dinero. La escuela debería ser la posibilidad principal para equilibrar eso para que la gente, además de Tinelli, tenga otras cosas en su mundo interno y en su perspectiva. La labor de la educación es preocuparse por trabajar los valores que son universales, pero si nos olvidamos de las humanidades entonces no somos escuela. Y no solamente lo vamos a tener frente al tema de la identidad, sino también ante el tema de la calidad, el de la profundidad.

—¿Cuesta transmitirle la identidad musical a los chicos y que se interesen por saber quiénes fueron, por ejemplo, Yupanqui, Castilla, Leguizamón o Ayala o qué es una cueca, una zamba, una vidala o una chacarera?

—Hay una frase muy común que viene del fútbol: cuando falla el director técnico de un equipo de la selección, por ejemplo, todo el mundo se le tira encima. Llámese Maradona o el que está ahora, Batista. Lo que falla, la herramienta que nos está faltando es la pedagogía. Estamos viviendo sin pedagogía y sin maestros, porque su figura está depreciada. Es decir tanto las acciones de una como de otro han caído, no existen. Están reemplazados por otros valores. La pedagogía, desde la época de Platón y de antes es un campo donde se acumula la riqueza de pensamiento de la humanidad. Es el arte y la técnica de pasar algo a otros. Hoy en día el pedagogo es prescindible. Y lo vamos a llevar a un ejemplo banal. En el programa de Tinelli el coach es el que está hecho un ovillito en un costado y esperando que alguien le dé las gracias, lo reconozca.

-¿Y entonces?

-Los maestros no están preparados para ir a enseñar eso y no están motivados tampoco. No saben cómo motivar a los chicos. Si el maestro es un buen pedagogo se las va a arreglar. No solamente eso sino cosas más sofisticadas. Pero la figura del maestro es totalmente imprescindible si tiene esa herramienta que es la pedagogía. Hoy en día hay que saber mucho más. La música es un lenguaje de comunicación complejo y completo de formación, integrado, que te hace mover, te hace bailar pero también te hace pensar mucho. O sea, la cabeza de un músico es una cabeza con mucho trabajo mental adentro. No se lo puede describir linealmente en categorías. Es una construcción compleja. La música sirve para todos siempre que la sepas usar.

—Entre los propósitos del Encuentro de Fladem se planteaba una etapa de cambios y transformaciones. Pero el panorama que usted plantea es bastante desalentador.

—Lo que pasa es que no están dadas las condiciones para ser optimistas. Porque todavía las intervenciones a nivel educativo se han venido haciendo en la parte de infraestructura, falta el maestro. El maestro de hoy es inseguro. Lo más que pueden hacer los docentes es llevar algo que parezca que funciona, algo lindo para compartir, a ver si la emboca con lo que el chico está esperando. La música es un campo que no se lo puede descuidar 20 años como ha pasado. Es como si planteara la posibilidad de que desaparezca el Fondo Monetario Internacional y lo suplantemos por otro modelo. Ese ha sido el modelo único y está muy arraigado. En la pedagogía ha pasado algo parecido. Nosotros hemos tenido intervenciones muy poderosas que durante dos décadas han sido bajadas a la comunidad educativa. Hemos sido demandados y manejados autoritariamente. Entonces no se sabe para qué sirve la educación.

—¿Y qué pasa con los alumnos y sus intereses?

—Salen a la calle para pedir por la calefacción, por el medio boleto, pero no se atreven a pedir una mejor educación porque no se han animado aún a pedírsela a sus maestros. Los profesores no son responsables de que no sepan enseñarles y la música es algo así. Que si de pronto un profesor intenta enseñarle a alguien y no lo logre lo que va a decir es que el chico no tiene discusiones y hasta luego. Eso es muy peligroso. Y eso debería ser objeto de un juicio. La gente que tiene mucha sensibilidad y muchas condiciones se siente impotente. Gente con condiciones no entra a los conservatorios. Esa es la situación de la educación musical en este momento. Es bien complejo, no se puede aprender en un congreso de Fladem, ni en medio año, ni en un cursito. Tengo que saber cómo escucha ese alumno, qué lo hace diferente del otro, y tengo que saber qué transmitirles para que pueda manejarse y operar medianamente con el mundo de los sonidos, así como operan con los números. Por ejemplo, en las escuelas hay que hacer campañas para que se utilicen operativamente las maravillas del canto tradicional, que está destinado a darte puntos de apoyo y de sostén, no sólo musical sino para tu crecimiento.

—¿Es optimista en cuanto a cambios?

—Lo que yo planteo en este encuentro del Fladem es que hay que tener conciencia de eso. Y además de divertirnos tenemos que pensar qué hacemos, cómo lo hacemos y cómo y a quién hay que llegar. Y si no llegamos, paciencia, pero lo tenemos que hacer y mostrar. Y no digo qué hago políticamente, sino musicalmente. Eso lo puedo multiplicar si sé lo que hago. Pero generalmente la teoría y la práctica han estado mirando para costado diferentes.

Si los maestros enseñan mal es porque no están preparados.

ENTREVISTA: VIOLETA HEMSY DE GAINZA POR ANALIA JARAMILLO

Diario La Gaceta (TUCUMÁN)

Lunes 30 de Mayo de 2011 | La experta tucumana afirma que hoy la enseñanza es «una especie de menjunje». «La teoría antes de la práctica no funciona ni para el arte ni para la ciencia», indicó. Propone otra praxis educativa.

«Hoy en día la gente no canta, habla. La tendencia en la época actual es que la globalización nos ha llevado a perder el entrenamiento del canto. Hoy en día se les puede decir a las madres: ’cantale a tu bebé’, pero les ponen un CD o el MP4, que no es lo mismo». Violeta Hemsy de Gaínza, música y pedagoga musical tucumana residente en Buenos Aires, fue profeta en su tierra en estos días: el Instituto Superior de Música la homenajeó por haber sido la primera egresada y el Ente Cultural presentó su obra, «Tucumán canta».

– ¿Primero es el lenguaje o el canto?

– El canto sostiene a la persona, lo mismo que el entorno, porque el canto tiene estructuras, tiene lugares donde es fácil reclinarse y lugares que son como hacer un viaje. El canto es una función para la que estamos preparados. Tenemos cerebro para el canto y para el habla; incluso los lacanianos van a decir que primero está el lenguaje, pero los músicos somos más materialistas, creemos que se comen palabras, recuerdos… La música que el niño ha escuchado en la etapa prenatal la tiene adentro, es un archivo, pero si no lo entrenás se pierde. Dice Chomsky que eso no es porque se enseña, sino porque se tiene. Cantar es modular, es expresarse con sonidos que suben y que bajan.

– ¿Qué pasa en materia de educación musical?

– La educación ha caído. Hablo de las realidades, desde el bebé hasta el que sale diplomado de la universidad. Es consecuencia de una crisis general socio-económico-política de modelo. Tenemos la enseñanza globalizada, que tiende a resultados masivos, rápidos y eficaces, pero quién lo hace, nadie dice. La figura del maestro ha desaparecido prácticamente.

– ¿Y en la cultura?

– Si se habla de cultura, parece ser tener mucha gente junta. No; cultura es que canten los que saben cantar, que canten unos cuantos; es elitista aunque esté dirigido al pueblo. Lo popular es que cante el pueblo. Que cante cada quien en su casa. Eso se ha perdido.

– ¿Cómo debería enseñarse?

– La teoría antes de la práctica no funciona ni para el arte ni para la ciencia. Siempre las cosas son problemas concretos primero; primero es el juego con el elemento y después podés ponerte en doctor, pero no a la inversa.

El pasado y el futuro

– Usted se formó en una época única en materia de educación en Tucumán, es discípula de Alex Conrad…

– …de Lorenzo Luzuriaga en la escuela Sarmiento… y de muchos otros grandes maestros. Era como tener la Sorbona en Tucumán, y no lo sabíamos. Lo supe cuando me fui becada a Columbia en el 51. Entonces me di cuenta de que la enseñanza era de primera. En este momento no tenemos la enseñanza antigua, toda prolijita, sino una especie de menjunje que pone la teoría por delante, y a veces los doctores no llegan a ser buenos en la práctica.

¿Qué es el Foro Latinoamericano de Educación Musical (Fladem)?

– Un espacio de discusión que creamos con colegas, con quienes nos reunimos varias veces al año. Trabajamos para abrir la pedagogía y hacerla participativa, para investigar dentro de nuestras raíces, necesidades y urgencias y no dentro del ’como si’.

– Volver a la identidad, a la intuición…

– Hay que volver a encontrar la identidad porque el canto es el lugar donde el bebé se recuesta. A los pueblos originarios les funciona la intuición porque la practican, viven de la intuición. Hay estudios fabulosos de comunidades en Tanzania donde toda la comunidad, desde el niño hasta el abuelo, hombres y mujeres, todos tocan instrumentos, cantan a voces. Ahora tienen que ir los investigadores occidentales a ver cómo lo hacen. O sea que estamos al revés, porque empezamos por la teoría.

– ¿Y ahora, qué sigue?

– La formación de los maestros hoy está descuidada. Tenemos que corregir, y rápido. En los 90 en los congresos decíamos: vamos para adelante. Ahora, el hecho de tener la tecnología no garantiza que vayamos para adelante. Si los maestros enseñan mal es porque no están preparados… La responsabilidad es del Estado. Este hace lo que puede, asesorado por los que pueden, pero los profesionales están encaramados desde hace mucho tiempo. Si aparece un proyecto más progresista no funciona tan fácil. En todas partes se enseña igual porque se ha extendido el modelo de vida.

– En consecuencia, ¿qué propone?

– En el Fladem sostenemos que tenemos que apuntar hacia una nueva praxis educativa, integrada, que supera la del siglo XX. La música es un discurso que tiene sentido, coherencia. El folclorista que toca sabe lo que toca, puede enseñar. En cambio si primero te enseñan a solfear, después te enseñan a mover los dedos, a ligar, a picar… Después tocás una pieza y ni te diste cuenta de lo que tocaste porque estás preocupado por bajar el dedo, por leer la nota y no por entender lo que estás diciendo. Si te olvidaste, tenés que empezar de nuevo. O sea, nuestras dificultades son elementales… Sería fácil resolverlas.